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Empezaremos recuperando un artículo que escribí allá por enero de 2002 y que creo que sigue teniendo valor hoy en día,  debo aclarar que en estos momentos el slogan que utilizamos en la empresa es «Desarrollo y diseño de proyectos web«, en lugar de aquel otro que dió origen al título de este artículo tal y como se explica en el mismo. 

Nuestro eslogan es precisamente «Integramos su empresa en Internet» y, sin embargo, en las últimas semanas he comenzado a explicar a nuestros clientes que no íbamos a proceder a integrar su empresa en Internet, sino integrar Internet en su empresa. Por qué este cambio, ¿acaso no está suficientemente clara la idea del eslogan o es que nos gusta llevarnos la contraria? Vamos a tratar de explicar este planteamiento y mostraremos que no son conceptos opuestos sino que tan sólo se trata de un matiz semántico.

He decidido que a pesar de la meridiana claridad de la expresión «integrar la empresa en Internet», esta idea tan sólo sirve para que el cliente se forme una primera imagen de nuestro trabajo, sin embargo, existen dos razones que me han impulsado a no utilizarla de esa manera en mis reuniones previas con ellos y explicarla justamente al revés.

Primero.- Lo que la inmensa mayoría de las personas entiende que necesita es que alguien le suba al carro de Internet, dicho de forma profesional que le «integre en Internet» (de ahí la elección de nuestro eslogan) Pero cuando profundizamos en estas intenciones vemos que esa idea significa para ellos que una web de su empresa les represente en Internet y … (lo siento, pero normalmente no existe nada más, tener una web ya les supone «sentirse integrados» en la Red) Esta no es, desde luego, una buena forma de empezar nuestra relación.

Segundo.- Si pensamos en llevar la empresa hacia Internet también puede tenerse la idea equivocada de que es lo corriente, o incluso sencillo, que una empresa, por ejemplo sin logística de venta a distancia, pueda plantearse el integrar sus servicios en Internet y utilizar la Red como un nuevo canal de ventas. El planteamiento de la empresa sería en este caso encargar una web de comercio electrónico en espera de que van a vender sólo por estar ahí y sin tener en cuenta las implicaciones en las áreas de pedidos, almacén o distribución entre otros.

Es por esto que para evitar en mi interlocutor la idea de que Internet es un espacio, bien comercial o publicitario, en el que debe de instalar un puesto, le planteo desde un principio lo que es de verdad nuestro trabajo: conocer su empresa y mostrarle todo aquello en lo que Internet puede ayudarle, si vende a distancia podrá vender por Internet, si intercambia información podrá hacerlo por Internet, si recopila datos podrá hacerlo por Internet, etc., pero no podrá hacer aquello que la empresa no hacía antes sólo por utilizar ahora Internet (en un primer momento no suelo pararme a diferenciar entre aquello que no se puede hacer y otras labores que gracias al empleo de Internet son mucho más sencillas y sí podrá realizar como distribución de manuales on-line, actualización instantánea de catálogos en la web, etc.)

Por tanto, una vez visto lo que el cliente suele creer que hacemos y lo que realmente hacemos, creo que es más correcto explicar que «integramos Internet en las empresas«, mostrándolo como una herramienta de trabajo a incorporar en la labor diaria y tratando así de borrar la imagen de Internet como el «lugar» al que debemos incorporarnos. Sin embargo, en el fondo, y se diga como se diga, se va a tratar de realizar lo mismo integremos Internet o la empresa, y esto es lo más importante, no dar nunca a nuestro interlocutor la idea de que con una web se ha culminado el trabajo sino que tan sólo es el primer paso para empezar a rentabilizar el uso de Internet en su empresa.

Desde diciembre del año 2001 y hasta junio de 2005 publicamos puntualmente, con un ritmo quincenal y mensual, 88 números del que fuera el Boletín InFormativo AMAIRU «Consejos y Noticias de la Internet Hispana» que llegó a contar con casi 3.000 suscriptores en más de 20 países.

Eran otros tiempos y por parte del público se demandaba información y formación (de ahí el nombre de InFormativo) para saber qué era Internet, qué se podía esperar del medio y cómo lograrlo. Fruto de aquellos años fue la proliferación de muchos y buenos (excelentes incluso) boletines electrónicos, o newsletters, que tuvieron una enorme difusión y gran alcance.

Heredero de aquella época, de la que hablaremos sin duda, comienzo ahora con el desarrollo de este blog que tiene un similar objetivo: brindar información profesional para quien desea conseguir el web que su negocio necesita, ni más ni menos.

Para ello hablaremos del pasado, del futuro, de tecnología, de marketing, de posicionamiento en buscadores, de analítica web y de todo lo que nos ayude a entender qué es y cómo se desarrolla un web profesional útil para su negocio, emprendimiento o actividad comercial. Muchas reflexiones del pasado nos servirán, y por ello las incluiré aquí, para ver cómo efectivamente acertamos en nuestros consejos y pronósticos, y cómo hay cosas que siguen siendo tan válidas como hace 5 ó 10 años.

¿Recuerdan por ejemplo aquel concepto de la «Nueva Economía«? Era aquel que justificaba que un portal (esta era la denominación de la época) debía gastar dinero, sin importar cuánto, para obtener un gran número de visitantes… incluso sin saber cómo harían para poder tener ingresos. Efectivamente, estoy hablando de la «Burbuja Internet» y de cómo desde entonces se aplican las mismas reglas económicas, de gestión y marketing a cualquier actividad empresarial (sea on-line o no) para obtener los objetivos buscados.

Junto con los nuevos contenidos del blog sin duda que recordaremos noticias y momentos de la época para sorpresa de muchos y nostalgia de algunos.

Bienvenidos pues a este nuevo Blog InFormativo llamado «Tiempo de Web»

Es tiempo de web

Después de 10 años de andadura profesional es tiempo, sin duda, de muchas cosas. En primer lugar es «tiempo de web» tal y como se muestra en el título de este blog, tiempo de que empecemos a ver el futuro de la Red gracias a las vivencias y experiencias del pasado. Todo aquello que hemos estado esperando y que, o bien no ha llegado, o ya está aquí.

Los tiempos en los que el acento se ponía en el «diseño web» ya han pasado, y ahora es el momento de poner un acento importante en la empresa, las personas y los negocios. Ya no se pide «hágame usted un web, si es tan amable«, sino que se exige una herramienta que internacionalice la empresa, que abra mercados, que nos de beneficios y que, en primer y último lugar, nos consiga nuevos clientes.

Por eso ahora ya es «tiempo de web», tiempo de dejarse de accesorios y de ir al grano: «hágame usted una herramienta on-line rentable, si no es mucha molestia«. Ya no seremos nunca más diseñadores web (menos mal), porque ahora un web que no está en buscadores, que no capta clientes, que desconocemos cuál es su rentabilidad, que no sabemos quién la visita… ya no es un web. Como no lo ha sido nunca, no nos engañemos, porque un trabajo incompleto nunca puede ser un buen trabajo y, ahora ya es tiempo de pedir rendimiento y rentabilidad a nuestro web: «ni flores ni colores, dígame usted cómo va a hacer para que mi web venda ¿o es mucha molestia?»

Sin duda ya es «tiempo de web», de web al servicio de la estrategia de la empresa y no de adorno de moda, ha costado pero al fin ha llegado la hora.

Y también es «tiempo de blog». Después de años de usar el newsletter y el correo electrónico es el momento de pasar el testigo al blog, más fácil de preparar contenidos en un momento, sencillo de gestionar, útil en las relaciones humanas y profesionales y absolutamente de moda.